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Conclusión



 Las reglas no son enemigos aburridos, ¡son nuestros superhéroes silenciosos! Nos ayudan a respetarnos, a trabajar en equipo y a construir un ambiente donde todos podemos brillar. Sin ellas, el salón deja de ser un lugar para aprender y se convierte en un desorden total. Por eso, seguir las reglas no es perder libertad, es ganarnos el respeto y la oportunidad de crecer juntos.


  

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